Las oportunidades no son frecuentes.

Cuando eres joven, crees que las oportunidades seguirán apareciendo cada cierto tiempo, que la vida te dará un número ilimitado de intentos, pero vas cumpliendo los años y te das cuenta que las oportunidades (¡me refiero a las buenas!) solo ocurren unas pocas veces.

Las oportunidades de una vida se cuentan con los dedos de una mano y las mejores llegan cuando estás todavía verde. La decisión que allí tomes determina tu destino. Las oportunidades no son frecuentes y tu estrategia cambia el día que entiendes esto.

Ya solo te preocupa no desaprovecharla de nuevo. Entonces se plantea un problema a dos niveles: primero reconocerla y luego perseguirla.

El primero es una cuestión de curiosidad. El segundo de valentía.

Fuck you money, de Joan Tobau.


 

Un libro ha sido especial si recuerdas más cosas que el contenido. Me refiero a que te puede venir a la cabeza el lugar en el que te encontrabas mientras pasabas las páginas, o sentir de nuevo las emociones que te embriagaban cuando cayó en tus manos. Puede incluso que hasta el olor de la persona que te acompañaba en ese momento impregne el ambiente a la hora de pensar en el tomo.

Uno de los libros con los que me pasa este fenómeno es con la famosa obra de Neil Strauss, «The Game» («El Método»). Llegó a mi vida poco después de terminar una breve relación que me dejó destruido. Después de aquella llamada en la que ella me decía que todo se terminaba, el débil universo que estaba construyendo se me vino abajo.

Lo que más me dolía era no encontrar ninguna explicación, no entendía por qué aquella chica no quería estar conmigo si se suponía que yo era el novio perfecto, el que la trataba bien. Y lo peor fue que me dejaba para irse con el malote, un hombre que era totalmente opuesto a mi forma de ser, al menos a la de aquella personalidad que todavía estaba por formar con solamente 25 años. Había hecho todo lo que se suponía que tenía que hacer, y a cambio la vida me estaba dando una bofetada de realidad con las dos manos bien abiertas.

 

Recuerdo que todo me recordaba a ella, pensé que la vida se me escapaba entre las manos si no estábamos juntos (iluso de mi). Pasé varios días llorando día y noche, me convertí en un cadáver andante que no quería salir de casa, ni entrenar en bicicleta, ni hacer nada. Y lo peor es que me afectó físicamente porque apenas podía comer, beber o dormir.

Sabes, a lo largo de la vida hay 2 o 3 momentos en los que tocas fondo para luego continuar tu camino con más energía e ilusión. Pues aquel fue uno de ellos. Por suerte, como siempre sucede en estos casos, el camino correcto aparece casi sin que te des cuenta.

Al noveno día de penurias me planté y me hice una promesa: «esto no me volverá a suceder jamás». En aquellos días me hice con el libro de Strauss, y en él encontré respuesta a las preguntas que me atormentaban. Ese conocimiento me dio tranquilidad, entendí por qué ella se había marchado con otro – si yo hubiera estado en su lugar, hubiera hecho exactamente lo mismo – y empecé a sentir una paz mental que nunca antes había disfrutado.

 

En The Game el periodista americano cuenta cómo pasó de ser un bajito calvo del que todo el mundo se reía, a vivir en una mansión en Hollywood donde prácticamente cada noche se celebraban fiestas sexuales. Relata su proceso de transformación desde cero, y cómo todo cambió en cuanto empezó a entender la psicología femenina. Lo mejor era que contaba las rutinas que utilizaba para ligar, y daba detalles muy específicos sobre cómo actuaba cuando se acercaba a una mujer.

Empecé a poner en práctica sus enseñanzas – a veces incluso copiaba sus mismas frases en las aperturas – , entendí las reglas de la partida que estaba jugando y los resultados fueron impresionantes. En los siguientes meses disfruté de una abundancia sexual que jamás había podido siquiera imaginar. Esta vez yo dominaba a mi antojo a las mujeres, podía elegir, en lugar de estar siempre luchando por ser el elegido.

Lo que sucedió después es que me pasé de rosca, pasé de un extremo al otro e hice daño a personas que no se lo merecían. Me olvidé de que seguía siendo un don nadie y que lo seguiré siendo por siempre, y como las cosas me salían bien, me creí el rey del mambo y que podía hacer lo que se me viniera en gana. Pero no quiero seguir por ahí, esas historias serán contadas en otros momentos.

 

Con «Invirtiendo a Largo Plazo» me pasó algo parecido: tenía varias piezas del puzle sueltas, y después de leerlo me encajaron

Cuando Paramés publicó su libro estábamos en plena fiebre del Análisis Value en España, era el tema de moda en los círculos económicos. Los inversores ya no se fiaban de las patrañas que les contaba el director de la sucursal porque veníamos de escándalos muy sonados, como la estafa de las preferentes, cuando en las Cajas de Ahorros («Juan, nos conocemos de toda la vida, invertiré donde tú me digas») robaron el dinero a los abuelos sin ningún escrúpulo. La gente necesitaba fuentes de conocimiento para no depender de nadie, querían saber cómo invertían los grandes gestores para valerse por sí mismos.

Comenzaron a circular algunos libros americanos – siempre van por delante en todo, siempre – como «El Inversor Inteligente» de Benjamin Graham o «Un paso por delante de Wall STreet», de Peter Lynch. Después de leerlos me entró la curiosidad, y quise saber si tendríamos algún referente en España. Así fue como llegué a este escrito que no tardé en leer más de una semana, y cuyas ideas me dejaron tan impactado que no paraba de dar el coñazo a la gente de mi entorno con lo que más me había llamado la atención.

Antes de contártelas en el siguiente apartado, quiero hacer una brevísima explicación sobre lo que es el Análisis Value, o Análisis de Valor. Consiste en estimar el valor de una empresa según la información financiera pública – Facturación, Ebitda, Beneficio Neto… – y tomar posiciones cuando consideras que una empresa está infravalorada (es decir, que su precio actual no refleja la realidad). Como el mercado nunca es perfecto, ni lo será jamás, estas distorsiones son las que aprovechan los Inversores Value para generar beneficio.

El análisis Value se resume en esta imagen. Cuando detectas que el precio está «underpriced», es una oportunidad de compra. Porque tarde o temprano regresará a su valor Intrínseco

 

Francisco García Paramés, el genio inversor que siempre soñó con ser gestor de fondos comenzó su carrera por culpa de una noche de borrachera

Cuenta en este libro autobiográfico que no fue un gran estudiante – ni siquiera aprobó la selectividad en junio – y el mundo de las inversiones nunca le había llamado la atención. Después de pasar sin pena ni gloria por la facultad de Administración y Dirección de empresas en Madrid, se fue a Barcelona a hacer un máster en una escuela de negocios. Su camino parecía marcado para incorporarse a una consultora o auditora, como hicieron muchos de los estudiantes de aquel máster, pero un golpe de suerte provocó un brusco cambio en su destino.

Sucedió que una de las empresas que estaba reclutando jóvenes talentos en aquella escuela de negocios era Bestinver. Él sabía que ninguno de sus compañeros iba a acudir a la entrevista porque les habían dado las tantas la noche anterior estando de juerga. De hecho, a él tampoco le llamaba mucho la atención aquella empresa, se presentó para mantener una mínima imagen de la escuela, para no hacerles quedar como unos informales.

A Paramés no le sucedió como a los jugadores del Madrid, que el día de la presentación siempre dicen que soñaban desde pequeños con jugar en el club. No. Él acabó en Bestinver porque otros estaban durmiendo la mona después de haber bebido varias copas de más.

 

Bestinver era el family office de la familia Entrecanales, quienes son propietarios del grupo Acciona. En aquellos años, principios de los 90, Bestinver simplemente era un vehículo de inversión destinado a conservar el patrimonio familiar, o hacerlo crecer ligeramente. Pero nadie podía siquiera imaginar que se convertiría en uno de los mejores fondos de inversión de Europa.

Paramés se ganó la confianza de la familia Entrecanales relativamente pronto y, con poco más de 30 años, le ascendieron a director de inversiones, ya que el anterior responsable dejó el cargo. Como no tenía ningún superior directo, contaba con libertad para hacer análisis alternativos y salirse de lo que todo el mundo hacía (comprar Santander, Telefónica e Iberdrola), investigar empresas no cotizadas, o salir al extranjero en busca de alguna joyita. Entonces los dos productos estrella, Bestinfond y Bestinver Internacional, despegaron.

Y es que, desde que existe un registro de resultados en los fondos de inversión, Paramés es el mejor gestor español, el número uno. En sus 25 años al frente de Bestinver obtuvo una rentabilidad anualizada que nadie ha podido alcanzar hasta la fecha. Ganó un 15% de media cada año, unos números que están a la altura del mismísimo Warren Buffet.

 

Pero todas las buenas épocas llegan a su fin y, tras diferencias con los dueños, cerró su periplo en Bestinver en 2014. Una de las cláusulas de obligatorio cumplimiento en su salida amistosa fue la prohibición de incorporarse a otra gestora de la competencia durante, al menos, 2 años. En este descanso forzoso estuvo escribiendo el libro del que te estoy hablando.

Paramés ha sido un genio, pero también tuvo el puntito de suerte que hace falta tener para llegar al estrellato. Desde muy joven contó con el apoyo de un potentísimo grupo industrial, Acciona, que le apoyó en su particular experimento de invertir en empresas en las que nadie quería invertir. Además, vivió en un ciclo de bonanza económico en el que decenas de compañías cotizadas multiplicaron su valor.

Quién iba a decir que un alumno normalito de bachillerato que ni siquiera había sido capaz de aprobar la selectividad en junio sería multimillonario pocos años después. Y que lo lograría dedicándose a la gestión de patrimonios. El patito feo de la Complutense se había convertido en un formidable cisne.

 

Paramés también es superviviente… ¡de un accidente aéreo!

En el libro hay historias muy curiosas sobre su paso por Bestinver. Habla de cómo empezó a analizar empresas no cotizadas, las que eran consideradas peligrosas por la mayoría de analistas, y de cómo se daba cuenta, después de visitar algunas compañías, del valor que ocultaban, y en donde él detectaba un potencial tremendo. Fue así como fue desarrollando su propio método de inversión, que tan buenos frutos le dio.

Pero la anécdota más impactante es la del accidente de avión. Regresaban de una conferencia de inversores que había tenido lugar en Pamplona, y el avión privado que habían utilizado – fue la única vez que habían ido en avión a un evento – se estrelló. Fallecieron 2 de los 6 tripulantes: el director financiero y uno de los pilotos.

No sé la cuál será la probabilidad de sobrevivir a un accidente de avión, pero debe ser muy pequeña. Paramés está en ese selecto grupo de supervivientes que lo pueden contar.

 

Vale, pero… ¿por qué dedicas un post a un inversor de largo plazo si esta página web es para traders corto plazo?

Antes de que salgas pitando para el carro, que estás a punto de descubrir la utilidad que este post tiene para ti. Y no es porque esta Academia ahora vaya a consistir en proponer operaciones a 5, 10 o 15 años vista. Vas a darte cuenta de la gran similitud que existe entre los buenos inversores de largo plazo y los swing-traders que ganan dinero, quienes apenas pasan unas horas dentro del mercado.

Es cierto que el método cambia entre unos y otros, no tiene nada que ver. Pero detrás del sistema está la base que lo sustenta: la mentalidad de cazador. Por extraño que te pueda parecer, los mejores inversores del mundo siguen unos principios que son igual de válidos para un trader intradía.

De hecho, especular e invertir son como primos hermanos, por más que te quieran hacer creer lo contrario para confundirte y etiquetar a unos como buenos y a otros como malvados. Es un tema del que ya hablé en el blog. Te dejo el artículo por aquí y continuamos:

 

Aprovechar las OPORTUNIDADES es lo que te diferenciará entre ser uno más o ser el más grande

Mira, es cierto que Paramés fue – y sigue siendo – un gran profesional, que dedicó muchas horas al trabajo, que supo delegar tareas o que siempre está actualizándose y leyendo los estados financieros de las empresas. Todas esas son tareas obligatorias si quieres ser una referencia en tu sector, ganar un buen sueldo, tener reputación… Más que nada porque sino llegará otro, hará lo que tú no estás dispuesto a hacer y se quedará con tu trozo del pastel.

Y ahora te voy a desvelar una verdad incómoda: nadie se hace rico por ser un buen profesional, nadie llega al estrellato y se convierte en multimillonario por leer muchas veces el periódico, ni por estar en la oficina 14 horas en lugar de 8, no. Porque sino, muchos de los gestores de fondos de inversión también serían multimillonarios. Y gestores hay decenas, pero Paramés sólo hay uno.

Lo que ha llevado a Paramés a ser el número uno es aprovechar las oportunidades como ningún otro gestor se atrevió a hacerlo. Me refiero a ir en contra de la mayoría cuando los demás estaban temblando, poniendo toda la carne en el asador cuando los noticieros vaticinaban el fin del mundo. Paramés ha sido el mejor gestor detectando las oportunidades en los momentos de pánico manteniendo la mente fría, y ha ido a por ellas con todo, sin dudarlo.

 

Fíjate si Paramés le da importancia al concepto «Oportunidad», que el término aparece hasta 52 veces en el libro. Lo mejor son los casos de éxito que cuenta, con los que batió al resto de fondos

Ésta es la parte más jugosa del libro, cuando habla de cómo aprovechó algunas oportunidades en su carrera como inversor. Él se hizo multimillonario gracias a ese olfato, y no te digo que tú también lo vayas a ser, pero lo podrás aplicar a tu trading, o también a tu vida en el momento menos pensado. A mi me sucedió cuando compré mi casa, supe que tenía ante mis ojos una oportunidad de las que suceden contadas veces porque no estaba anunciada en Internet – ahí no están las oportunidades – y porque el constructor se presentó con una cuartilla de la urbanización con los precios escritos a lapicero, y sin yo pedírselo, me los bajó un 10%.

Paramés relata algunas oportunidades increíbles, como las que vivió en lo peor de la crisis subprime de 2009 tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. En aquella época, con la quiebra de algunos gigantes bancarios americanos como Lehmann Brothers o Fannie Mae, el pánico inversor estaba disparado: se hablaba del fin de una era económica para regresar al patrón oro, se pensaba que el efecto contagio haría caer al 80% de las empresas mundiales, se daba por seguro el impago de la deuda soberana… Abrías cualquier noticiero y decían todas esas sandeces, y claro, la mayoría de fondos de inversión estaban vendiendo acciones empujados por el pánico, y se las estaban quitando de encima a unos precios ridículos.

Él, en lugar de salir corriendo como pollo sin cabeza, hizo sus análisis independientes, y detectó que BMW – una empresa  de automóviles de altísima calidad, sin apenas deuda y con unos ingresos muy estables – estaba cotizando a PER 3, lo que suponía una anomalía en toda regla. Bien, pues en marzo de 2009 BMW cotizaba a 11€ por acción y en solo 4 años multiplicó la inversión por 7. Y lo mejor es que todavía le quedaba recorrido, pues el precio objetivo era superior a los 100€.

 

Otros casos que se encontró de acciones mal valoradas por el mercado sucedieron entre 1996 y el 2000, más en concreto en el Ibex35. Hubo grandes oportunidades en compañías bien diversificadas (con distintas líneas de negocio), con muy poca deuda y que reportaban beneficios sólidos no sólo en España, sino en distintos países del mundo. Me refiero a Acerinox y a ArcelorMittal, con las que multiplicó su inversión por más de 5.

También deja claro que estas ocasiones aparecen muy de vez en cuando, y que es imposible predecir cuándo se presentará la siguiente. Y como no sabe cuándo llegará una de nuevo, nunca va invertido al 100%, siempre deja algo de liquidez para disparar en cualquier momento. No le gusta quedarse sin balas por haber estado pegando tiros de prueba al aire, y encontrarse con el arma descargada cuando de verdad tienes que entrar en combate.

El mercado es caprichoso, debes asumir que tú eres un cero a la izquierda, que no pintas nada y no puedes controlar ningún movimiento. Puedes pasar 7 años sin ver una mísera oportunidad y de repente aparecen 3 seguidas en un semestre, así es como funciona. Quien sabe esperar y dispara en el momento justo, será el futuro millonario; y quien pega perdigonazos sin ton ni son y se achanta en los puntos clave… estará condenado a fracasar.

 

Las 3 lecciones que puedes sacar de utilidad para implementar en tu operativa fortaleciendo la parte psicológica

Vamos ya con los pilares que le sirvieron a Paramés para construir un camino de leyenda, y que a ti también te servirán ya hagas Scalping, Intradía o inviertas a varios años vista, como hizo él. Ten en cuenta que en ningún momento del libro entra en aspectos técnicos de su sistema, ni te dice que la clave del éxito es tener medidas todas las variables al milímetro, porque eso es imposible. Se centra en dar consejos genéricos que cualquiera podría aplicar.

 

#1. En ocasiones tu sistema no funcionará y llegarán las pérdidas. Si sabes que el fondo de lo que estás haciendo es bueno, entonces mantente firme

No pasa nada por perder – en la bolsa y en la vida – es lo más normal del mundo, las pérdidas siempre han existido, existen y seguirán existiendo. Querer evitarlas es absurdo, es de débiles, es pretender vivir en Alicia en el País de las Maravillas, un mundo de fantasía que no es cierto. Y como la realidad no es así, el golpe siempre es mayor si has estado metido en una burbujita.

Es como sobreproteger a un niño para que no se caiga ni se haga daño nunca, y le prohíbes salir de casa, le prohíbes jugar, le prohíbes relacionarse con otros niños… ¡Actuando así le estás quitando su verdadera esencia, le estás prohibiendo ser feliz! Claro que tarde o temprano se pegará un buen mamporro, se hará una herida gorda, sangrará y llorará lo que le haga falta; pero gracias a esa caída entenderá dónde está el peligro.

U otro ejemplo que me gusta mucho, el de los matrimonios, esa entidad que parece condenada a la extinción porque cada vez menos parejas aguantan la frustración de una discusión, o de una diferencia de opiniones, y a la primera, (o a la segunda, tercera o cuarta) crisis con su pareja, terminan la relación y salen corriendo a buscar otra persona. Si eres de esos entonces tienes un problema, porque te volverá a suceder lo mismo más adelante, ya que el problema no es tu pareja, eres tú, porque prefieres creer que el mundo debe girar alrededor tuyo en lugar de afrontar la realidad y pasar un tiempo fastidiado. Pues tengo una noticia para ti: si no estás dispuesto a aguantar la tempestad, entonces no te mereces disfrutar los días soleados que siempre llegan tras la tormenta.

 

En lo que se refiere al trading, o al método de inversión, lo que no puedes hacer es cambiar de un sistema a otro a las primeras de cambio, en cuanto te llegue una mala racha. Porque el problema tampoco es el sistema. El problema eres tú, estás demostrando debilidad.

Paramés – repito, el mejor gestor español de todos los tiempos – tuvo que lidiar con inversores que le llamaban muy nerviosos pidiéndole explicaciones, porque veían que su patrimonio estaba perdiendo un 20 o un 30%. ¿Cómo reaccionarías tú si un cliente pez gordo, quizás alguna de las mayores ballenas del país, te está poniendo a caer de un burro porque está perdiendo varios millones de euros por tu culpa?

El consejo que da Paramés es perseverar en tu tarea, sobre todo en las épocas duras, que en las fases bonitas cualquiera sabe hacerlo.  No dejarte influenciar por dónde sople el viento como si fueras una veleta, porque si cambias de método y te dejas llevar por las opiniones de tu entorno, será tu muerte. Habrás firmado tu certificado de defunción como inversor.

 

#2. Olvídate de las oportunidades «regaladas» porque no existen. Siempre esconden alguna trampa

Mira, cuando algo es demasiado bonito para ser verdad, o es que no es tan bonito o es que no es verdad. Y aquí me estoy refiriendo a que es tan importante distinguir cuándo una buena oportunidad está pasando por delante de tus narices, como saber distinguir cuándo hay que olvidarse de lo que estén haciendo los demás.

¿Que tu vecino se ha forrado con el Bitcoin, o que el taxista te dice que ha hecho un x5 con una empresa que regala Wifi en las ciudades (la estafa de Gowex), o que en el foro de moda un usuario llamado disparocertero dice que está ganando un 20% al día con un robot de trading? Bien por ellos, pero esa no es tu guerra, y si les copias ya vas tarde, estás entrando en un punto que no es óptimo. Esas no son las oportunidades que debes luchar.

Si de verdad están ganando dinero –  que lo dudo –  alégrate por ellos sinceramente. Pero ya te anticipo que cuando les vengan mal dadas no van a venir a contártelo. La única manera de triunfar en bolsa – y yo te diría que en cualquier objetivo que te propongas – es centrarte en lo que haces tú, no en lo que hacen los demás.

 

#3. Si todo el mundo ha perdido la esperanza es una grandísima noticia. Llevas una buena posición

Yo no estaba ahí, pero cuentan las crónicas que en el crack americano de 1929 hubo gente que se tiró por la ventana del rascacielos debido a la desesperación que sintieron al verse arruinados. Lo que no sabían esos operadores es que poco después la bolsa levantaría alas y registraría unos números positivos de récord. Lo que pasa es que ya no estaban presentes – al menos en este mundo – como para ver la remontada con sus propios ojos.

Si estos mismos inversores, quienes tomaron una decisión tan drástica como la de terminar con su vida, hubieran hecho apagón informativo y se hubieran olvidado del ruido que les estaba nublando la mente, habrían permanecido vivos unos cuantos años más. Y no se a ti, pero a mi es un dato que me parece lo suficientemente importante como para tenerlo en cuenta.

Lo que te quiero decir es que si estás comprado y notas que hay miedo en tu entorno, que la gente está nerviosa, que no paran de hablar sobre la próxima crisis económica que llegará inminente… Entonces es que lo estás haciendo bien. Lo más probable es que esa posición te traiga muchas alegrías en los próximos meses o años.

 

¿Y ahora qué hago yo con todo esto que me has contado sobre el libro de Paramés? ¿Cómo puedo aprovechar las oportunidades que aparezcan en el mercado?

Uno de los méritos que tiene el libro es que, aunque sabes que estás leyendo la vida de un hombre con una cuenta bancaria con 7 u 8 ceros, algo inimaginable para la mayoría de los mortales, en ciertos momentos te identificas con él. Consigue derribar esa barrera que nos separa, y le sientes cercano. O, al menos, no tan diferente a ti.

Sucede cuando admite con toda la naturalidad del mundo que tiene una parte ludópata, como todos la tenemos, es inevitable. Cualquier persona con dinero en juego reacciona de forma diferente, piensa de forma diferente, es algo tan natural como la vida misma (ya lo explicó en este artículo la experta en neurociencias Suca Baldor). Él expone que, al estar metido en el sector de compra-venta de acciones, gestionando tal cantidad de millones de euros que están íntegramente bajo su responsabilidad, quema la suficiente adrenalina y dopamina con la que acallar a su parte adicta.

Me vi reflejado en esto que expresa Paramés porque de tarde en tarde voy con mis amigos al casino, el plan es ir a quemar algunos euros. Ellos se ponen como locos con la ruleta y yo apenas juego, voy y miro tranquilamente. Es que no me apetece, porque casi todos los días tengo alguna posición abierta en el mercado y con eso ya voy servido.

 

Y ahora, antes de terminar, te voy a dar una noticia: no hace falta esperar una década para encontrar buenas oportunidades con las que ganar dinero. Ni tampoco hace falta comprar acciones y mantenerlas 7 años en cartera esperando que se revaloricen. Hay oportunidades de trading todas las semanas, e incluso todos los días.

El problema es que la mayoría de traders no son capaces de distinguirlas porque están mirando el mercado con unas gafas que no les permiten verlas. Las oportunidades pasan por delante de sus narices pero son invisibles a sus ojos. Y por eso no consiguen nada.

Tú puedes empezar a detectar las oportunidades igual que lo hacen los grandes, como también lo ha hecho Paramés para subir al olimpo. Para ello te hace falta un sistema  de trading con el que detectar las oportunidades, con el que sabrás inmediatamente si el mercado te está susurrando al oído «compra» o «vende». Y la consistencia sólo la conseguirás siguiendo el sistema día tras día, por eso el curso de trading de esta academia dura 6 meses, para que vivas un cambio real:

 

Curso de Trading de 6 meses buscando oportunidades y aprovechándolas. Todas las semanas

 

Y recuerda tener el cuchillo afilado para cuando aparezca una oportunidad (siempre aparecen). Que nadie lo va a hacer por ti 😉

El consejo de trading, por Enrique Mazón

 

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