Estamos llegando a una bifurcación y, como en el poema de Frost, dos caminos se abrirán ante nosotros.

El primero, más amplio pero más oscuro, continuará el camino al precipicio que llevamos una década transitando. La senda del scroll infinito, el consumo de contenido inconsciente y la sobreestimulación constante.

Empezamos ilusionados por la novedad y la promesa de una mayor conexión social. Coleccionábamos amigos en Facebook y olvidábamos a aquellos pocos a quienes llamaríamos si tuviésemos un problema. Cenábamos con el móvil en la mesa, incapaces de mantener una conversación mientras reclamaban nuestra atención en realidades paralelas.

«¡Dinnnnng! ¡Dinnnnng!». Teníamos que saber qué decía ese mensaje. Podía ser importante. Nunca lo era.

Luego las redes sociales pasaron a convertirse en plataformas de contenido. Envidiábamos vidas ajenas, discutíamos con cuentas anónimas y veíamos vídeos de recetas que sabíamos que nunca intentaríamos hacer.

Ya no hay novedad, ya no hay engaño. El modelo de negocio es claro. La economía de la atención —de tú atención— es rentable y las empresas tecnológicas seguirán invirtiendo millones para que las mentes más brillantes del planeta diseñen sistemas con los que mantenerte enganchado a la pantalla y, así, seguir bombardeándote con publicidad hipersegmentada.

En este camino la gente cada vez está más conectada pero más sola. Cada vez está más estimulada pero siente menos. Cada vez tiene más acceso a información pero está más desinformada. Cada vez es más alta pero con la cabeza más gacha.

Ya es tarde. Y en unos años estaremos sentados en el sofá con las gafas de Apple, amueblando áticos virtuales pagados con bitcoin y dejando que la IA nos alimente de contenido basura concebido y curado a nuestra medida.

¿Ya es tarde? Quizás no. Se oyen rumores. La gente está cansada. Está despertando.

Se empieza a preguntar, gradualmente, cómo hemos podido llegar a este punto. Cómo hemos prostituido nuestra privacidad a cambio de, ¿qué? ¿Ego? ¿Dopamina? ¿Dónde está el tiempo robado?

La gente está abriendo los ojos. Está decidida a tomar de nuevo el control sobre la tecnología. Decidida a desconectar y vivir más offline.

Decidida a elegir el segundo camino. El más estrecho. El menos transitado.

La gente empieza a entender que no hay resolución de pantalla capaz de reproducir una puesta de sol en vivo. Que la aprobación que necesitas es la tuya propia. Que un viaje se vive más intensamente cuando lo compartes con quien está a tu lado y no con la gente que lo verá después filtrado y en fragmentos cuidadosamente seleccionados para aumentar tu valor social.

Que eres bello sin filtros. Que eres bella sin filtros. Que recordarás con más lucidez ese café con un amigo que una hora de podcast sobre crecimiento personal. Que mil palabras noveladas valen más que una imagen digital. Que no hay likes que llenen un abrazo.

Ojalá seamos capaces de tomar el segundo camino y recuperar el control. Volver a delegar el smartphone al lugar que le corresponde: una herramienta para mejorar nuestra vida, no para absorberla.

«La gran bifurcación», por Bosco Soler

La ilustración de portada es del cuento popular noruego «El Castillo de Soria Moria».


 

Una de las cosas que menos me gustan de la sociedad moderna es que estamos olvidando el verdadero motivo de algunas festividades. Ya casi nadie sabe que el día de Acción de Gracias conmemora las celebraciones que realizaban los exploradores del nuevo mundo – quienes colonizaron América – con los indios nativos, sus pobladores originarios. En aquellas reuniones repartían comida abundante, cuando la hubiere, honrando a los indios por haber compartido sus conocimientos sobre la labranza las tierras, y para agradecerle a Dios el éxito de las cosechas.

También pedían al todopoderoso que el año siguiente fuera próspero, y de esta manera su comunidad permaneciera alejada del peligro que más temían: el hambre. En aquella época, los siglos XVII y XVIII, la tasa de mortalidad por malnutrición era altísima, no existían los Mercadonas ni los McDonalds que tan fácil nos hacen la vida hoy en día, permitiéndonos satisfacer nuestras necesidades con un puñado de euros. Un cambio en la composición del sustrato de la tierra, un violento temporal inesperado, o alguna plaga que diera al traste con los alimentos, supondría que muchos miembros de la comunidad morirían.

Ahora sólo sabemos que es un chollo ir de compras en el «Black Friday», y ya nadie recuerda que el primer Acción de Gracias del que hay constancia data de otoño de 1621, en el gélido estado de Massachusetts. Sólo nos interesa meternos como locos en un centro comercial atiborrado de gente para pillar un descuento del 30% en el último Samsung Galaxy. Llevártelo a casa por 150€ menos de lo que suele costar es un triunfo que te proporciona una felicidad que podríamos denominar de muchas formas, pero en ningún caso será plena.

 

Con la Navidad está sucediendo exactamente lo mismo que ya ha pasado con Acción de Gracias. Estamos olvidando que su origen es celebrar el nacimiento de Jesucristo, uno de los enviados del Señor, hace más de 2.000 años. Podrás creer o no en un Dios superior, pero ése y no otro es el verdadero motivo por el que toda la familia se reúne año tras año alrededor de una mesa, repartiendo las mejores viandas.

Por cierto, aunque seas escéptico sobre la vida más allá de este planeta te va a dar igual. Porque ese Dios – o esa dimensión superior a la que conocemos – lo llevas dentro de ti. Y por más que lo intentes, es imposible sacártelo de encima.

En definitiva, me parece lamentable cambiar el significado profundo de algunas fechas simbólicas, por actos superficiales que no te generan ninguna satisfacción real. Como progreso de la sociedad, es un fracaso absoluto. Un retroceso en toda regla.

 

Por ejemplo, es súper triste que la mayor diversión de un adolescente en Nochevieja consista en emborracharse, acabando en un hospital a las 9 de la mañana inconsciente, con un coma etílico que le puede matar. Y dando un disgusto tremendo a tus familiares, quienes seguramente no se lo merecen. En lugar de estar el primer día de enero dando un bello paseo por su ciudad, acompañado de sus seres queridos.

O la insensatez de competir por hacerle a tu sobrino el regalo más ridículo el día de Papá Noel, buscando el ganarte su cariño. Cuando no te has preocupado por él durante el resto del año. (Por cierto, ¿dónde quedaron los Reyes Magos?)

O dedicar las vacaciones para «escaparte» a lugares que no significan nada para ti, y hacerlo porque necesitas ese chute de novedad (que más tarde se convertirá en depresión porque estás huyendo unos días de tu triste realidad). Todo acompañado de subir la «experiencia» a tus redes sociales para intentar dar envidia a tus «seguidores» y validarte con sus likes. En lugar de aprovechar los días libres para reflexionar sobre tu papel en este mundo, para agradecer la suerte que tienes por contar con una familia que te quiere, y para amar a quienes son como tú, y a quienes son diferentes a ti.

 

El primer escenario en un día festivo es que no pase absolutamente nada en el mercado

He comenzado con este alegato a favor de mantener las tradiciones, y de recordar el verdadero origen de estas fechas especiales – sobre todo de la Navidad, que es mi festividad favorita junto con la Semana Santa -, porque los operadores bursátiles tienen marcados con una X los días festivos. El motivo es que en una festividad te vas a encontrar un mercado muy diferente al de un día normal. No tienen nada que ver, son como la noche y el día.

La mayoría de operadores prefieren desconectar y hacer planes con su familia. Se van a la playa, a la montaña, o a donde buenamente les parezca; y reaparecen cuando su período de descanso ha terminado. Entonces, como hay muchos menos actores en el mercado que habitualmente, la sesión de trading no va a ser igual.

Estaremos de acuerdo en que no es lo mismo disputar unas semifinales de Champions en el Bernabéu con todo el aforo vendido y el público animando como si les fuera la vida en ello desde el minuto uno de partido, que jugar la previa de Copa del Rey contra el Alcoyano en su campo de césped artificial y con los abueletes comiendo pipas en las gradas. En ambos encuentros estará presente el Real Madrid, pero no me compares salir al campo con el equipo de gala en una caldera a presión, a hacerlo con los suplentes en un sitio que ni fu ni fa.

 

Precisamente la mayoría de festivos son como el partido contra el Alcoyano: aburridos, soporíferos, sin nada que hacer. Como esos segundos que pasan cuando tiras una piedra en un acantilado y no escuchas absolutamente nada, hasta que finalmente toca el agua. Por unos momentos sientes el vacío.

En estas sesiones al precio le cuesta moverse una barbaridad, porque no hay nadie que quiera moverlo. Los bancos de inversión están cerrados a cal y canto y la gente pasa de líos. Se han olvidado del trading y están centrados en las cosas que de verdad importan en esta vida, las que no tienen nada que ver con estar contando billetes.

Son jornadas en las que estás tirando el tiempo a la basura, te darás cuenta de ello nada más abrir los gráficos. Mirarás el reloj y te darás cuenta que sólo han pasado 5 minutos desde la última vez que lo miraste, como si al segundero le costara avanzar. Estar delante de la pantalla será una tortura, sólo te servirá para desesperarte y tomar malas decisiones.

 

Mira, cuando estuve los 5 años trabajando en la compañía británica de Prop Trading, los jefes nos invitaban a comer la mejor hamburguesa de Madrid para que acudiéramos a la oficina los festivos. Sin este jugoso incentivo a casi ninguno de la plantilla le hubieran visto el pelo. Porque sentíamos que estábamos perdiendo el tiempo.

Algunas veces yo iba por la mañana un rato a primera hora, y si veía que no podría hacer nada que mereciera la pena, me retiraba a casa sin ningún remordimiento. Me iba a pasar el día entrenando en bicicleta, consideraba mucho más productivo salir a rodar a rodar 3 o 4 horas al aire libre disfrutando de montañas, carreteras o animales; que estar dejándome los ojos buscando a saber el qué.

Espera, espera, para un poco el carro. ¿O igual resulta que sí se puede sacar petróleo en los festivos? Te lo desvelo a continuación:

 

Segundo escenario en un festivo: que aparezca de repente algún movimiento súper loco con el que te puedes forrar

Hasta ahora lo de sentarse a hacer trading en una festividad te lo he puesto muy feo, pero lo cierto es que había una cosa muy buena de hacer el esfuerzo de permanecer delante de las pantallas mientras el resto están descansando (y no era la hamburguesa). De vez en cuando en alguna de estas fechas sucedía la magia, y podías generar en un día el beneficio de varios años. Y claro, nadie quería perdérselo, por si acaso a alguno le tocaba llenar el zurrón ese día.

El motivo por el que un festivo puede causar una lluvia de billetes verdes desde el cielo, es el mismo que genera sesiones de trading soporíferas. Me refiero a la ausencia de liquidez. O, lo que es lo mismo, el bajo volumen de negociación.

Como no queda nadie haciendo de guardián de los precios, es muchísimo más fácil manipular el mercado. Y si tú detectas que algún pez gordo está intentando aprovechar estas circunstancias excepcionales, puedes seguirle, que algo te caerá. Al igual que los 4 estudiantes escoceses que robaron la piedra del destino de Westminter para traerla de nuevo a Escocia en 1950, eligieron perpetrar el asalto el día de Navidad, porque sabían que los centinelas estarían cenando con sus familias y podrían encontrar una grieta en las defensas del palacio.

Mucho ojo con despreciar los festivos, porque pueden aparecer los villanos de «La Casa de Papel» y regalar los billetes desde un Zeppelin, tirándolos sobre tu cabeza. ¿No será mejor intentar no perdérselo?

 

Mira, ahora que han pasado unos cuantos años te voy a revelar un pequeño delito que ya habrá prescrito. Tuve un compañero, vamos a llamarle Juan, que diseñó una estrategia para tradear el Brent a las 5 de la mañana. Se ponía la alarma a esas horas, y mientras el resto dormíamos, elaboraba su jugarreta.

Ponía una cantidad ingente de contratos en la ladder del Brent de una forma especial, buscando mover el precio. Y como a esas horas no había nadie – tanto los europeos como los americanos estaban durmiendo -, de vez en cuando conseguía «empujar» el precio hacia donde le convenía. Y así rascaba unos pips con los que se llenaba el bolsillo.

Menos mal que nunca le pillaron, porque estaba haciendo un Spoofing de manual, una técnica prohibida por los reguladores financieros. El Spoofing consiste en poner órdenes falsas en el mercado, con la intención de crear una oferta o demanda artificial, que no existe. A Juan se le acabó el chollo cuando en la central de londres alguien se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y, ahí ya sí, le pararon los pies para evitar males mayores.

 

Si Juan, que era un trader de lo más normalito, podía hacer estas artimañas, de qué no serán capaces los grandes bancos de inversión para aprovechar estos momentos en los que desaparece la liquidez del mercado. De hecho, ya he tocado el tema previamente en el Blog, como en este artículo que trata sobre cómo los bancos de inversión buscan engañarte publicando noticias que inducen al engaño. Estamos hablando de unas prácticas más viejas que el propio diablo.

Lo que te quiero hacer ver es que un pez gordo la puede armar en un festivo, si así se lo propone. Nadie le va a parar los pies, porque no habrá nadie que pueda parárselos. En un día normal su poder es limitado, pero en un festivo tiene la capacidad de hacer y deshacer a su antojo.

Y como lo que te estoy contando se entiende mucho mejor con casos reales, vamos con ellos. Te voy a contar las cosas buenas y las cosas malas que me han sucedido haciendo trading durante algunos festivos, así sacarás tus propias conclusiones. Quizás decidas que te conviene operarlos o quizás prefieras desaparecer del mapa:

 

El desplome del WTI en Acción de Gracias me estropeó una escapada romántica

Noviembre de 2021 estaba siendo un mes normalito en el WTI. Había terminado una plácida tendencia alcista en octubre y se encontraba descansando en varios rangos laterales de unos 4 dólares de ancho. Es decir, lo normal después de una fuerte subida, que el precio se tome un respiro.

No parecía que la volatilidad pudiera aparecer hasta que llegó Acción de Gracias, la noche en que los americanos se reúnen para agradecer estar vivos en este mundo. Para una familia estadounidense de pro, Thanksgiving es incluso más importante que la Navidad. Y nos guste o no, los americanos son quienes llevan la voz cantante en los mercados.

Mientras en el otro lado del Atlántico los operadores financieros estaban siguiendo el ritual de trinchar el pavo, de repente el WTI se desplomó 12 dólares, una de las mayores caídas que ha registrado jamás. Yo había dejado unas órdenes de compra colocadas, y me las comí con patatas. Fue una de mis mayores pérdidas, pero hubo algo peor de los euros que se marcharon para no volver.

 

Yo había cogido vacaciones para pasar un puente de la leche en Sevilla con mi chica, iba a ser un viaje romántico, pero lo arruiné por completo. La tarde del jueves, cuando estábamos viajando en coche a la capital de Andalucía, la pasé colgado del teléfono. En vez de disfrutar del paisaje de olivos que divisas en el trayecto hacia el sur, estuve con el manos libres hablando con el compañero que me cubría, quien estaba narrándome en directo las caídas tan bestias que estaban sucediendo.

Cuando la tarde se acercaba a su fin y entrábamos en la noche, tuve que Stopear la mitad de la posición perdiendo una barbaridad. Parecía que al menos el viernes podría recuperar algo, así que me dejé el resto de la posición abierta. Pero lo peor no había llegado todavía.

El viernes continuó bajando el petróleo y allí estaba yo, paseando a la orilla del Guadalquivir con la torre del oro en su máximo esplendor, y sin apreciar estas maravillas que me deparaba la vida porque sólo me interesaba el próximo movimiento del WTI. Ojalá pudiera volver atrás y cambiar aquel fatídico fin de semana, lo recuerdo como una mala pesadilla. Sobre todo por respeto a la persona que me acompañaba, y que no se merecía tener a su lado a un zombi andante, en lugar de a una pareja presente.

En acción de gracias de 2021 el WTI se desplomó, y me pillaron con el carrito de los helados. Lo peor no fue el dinero que perdí, sino que arruiné unas vacaciones en Sevilla. Merecido tuve que mi chica, poco después, terminara la relación.

 

El terrorífico Halloween de 2018 con un derivado del Gasoil. Viví un auténtico drama dentro del Prop Trading inglés

Unos años antes de aquel fatídico Acción de Gracias, el petróleo también me había dado un disgusto gordo en un festivo. Más en concreto un Spread – compra de una pata y venta de la otra – compuesto por el Brent y el Gasoil, que se llama el Crack. Era el activo financiero estrella del Prop Trading en el que trabajaba, con aquel producto gané cientos de miles de euros (hasta que la estrategia que seguíamos dejó de funcionar).

El «Crack» venía subiendo las últimas semanas de octubre. Ascendía lentamente, sin prisa pero sin pausa, como suele ocurrir en las tendencias alcistas. En la oficina la mayoría de traders habían acumulado posiciones vendedoras, esperando una corrección que no terminaba de llegar.

El problema era que, cuanto más arriba estaba el Crack, más contratos vendidos íbamos sumando. El riesgo cada vez era mayor, y aunque todos pensábamos que la caída iba a ser inminente porque los indicadores marcaban SobreCompra, se mantenía arriba, no le daba por bajar. Hasta que en la madrugada del 1 de noviembre el desastre que venía cociéndose desde hacía días terminó explotando.

 

Esa noche pegaron un latigazo que hicieron volar los Stops de todos aquellos que habíamos llegado al límite y no podíamos permitirnos perder más. Y lo hicieron a lo «sucio», mientras estábamos durmiendo. Nada más despertar nos llegó la noticia de que el peor de los presagios había sucedido, y ya no podíamos seguir operando.

Fue una barrida épica, una foto en toda regla que nos tiraron arriba del todo. Justo después de aquel último tirón, el mercado regresó a su sitio y se desplomó. Y nosotros nos quedamos con cara de tontos viendo cómo el Crack hubiera alcanzado los Profits si hubiéramos podido aguantar solamente un poco más.

La razón «oficial» que nos dieron para explicar el movimiento fue que una tubería de Gasoil había reventado en Arabia Saudí, y el margen de las refinerías se había visto afectado. Lo cierto es que podía haber sido cualquier otra excusa, porque el único dato cien por cien objetivo es que estábamos en un festivo. Mientras muchos traders estaban en casa, con sus hijos pidiendo «truco o trato», el Crack había reventado en las dos direcciones, primero para arriba y luego para abajo, haciendo saltar los Stops tal y como te conté en este otro artículo:

 

 

En agosto de 2011 aprovecharon que todo el mundo estaba con el mojito en la playa para reventar las bolsas europeas

Hasta ahora te he hablado solamente de fechas puntuales, pero si tuvieras que elegir el mes de vacaciones por excelencia, elegirías Agosto sí o sí. Bien, pues en Agosto de 2011 todo esto que te estoy contando sobre manipulación, aprovechar que la gente… alcanzó su máximo expresión. Te pongo en contexto.

2008 y 2009 habían sido años nefastos para las bolsas, habían sufrido como pocas veces antes. La crisis por las hipotecas Subprime se había llevado por delante el sistema económico que conocíamos hasta entonces: quebraron cientos de miles de empresas, millones de personas pasaron a engrosar las listas del paro, y los bancos no podían

La consecuencia a este desastre fue que las compañías cotizadas perdieron más de la mitad de su valor. Fue una especie de crack del 29, con varios suicidios de gente que no pudo soportar verse arruinada en cuestión de meses.

 

Los años posteriores estaban siendo más calmados

perdióperdieron más de la mitad de su valor. La explosión de la burbuja inmobiliaria fue la estocada definitiva al sinsentido de vender segundas y terceras viviendas a precios desorbitados a quienes apenas tenía ingresos sólidos.

Como siempre sucede después de una crisis, tenía que llegar la recuperación. En los años posteriores el mercado necesitaba coger fuerzas. Se estaba tomando un respiro tras el cataclismo.

Parecía que lo peor había quedado atrás. La tendencia alcista estaba siendo calmada, sin prisas. Hasta que todo cambió de un plumazo.

La caída del DAX en Agosto de 2011, cuando la gente estaba con el mojito en la playa

La locura empezó el lunes 1 de agosto. El viernes la gente se había ido de vacaciones tan tranquila, pensando que nada podía ocurrir después de un año sin sobresaltos. La volatilidad era ridícula.

Lo que nadie esperaba era que la primera semana de agosto el DAX cayera un -12,5%. ¡Pero es que en tres semanas cayó un 23%!

Imagínate cómo debían estar en los bancos. Con las oficinas desiertas y los clientes subiéndose por las paredes, perdiendo un 20% en 20 días. Estaban viviendo uno de los peores meses de la historia bursátil mientras sus trabajadores estaban a cientos o miles de kilómetros sin coger el teléfono.

 

Y ahora te lanzo una pregunta: ¿de verdad crees que fue casualidad que el 1 de agosto empezara el desastre?

¿O quizás aprovecharon las ausencias para hacer y deshacer a su antojo?

No existen las casualidades. Querían generar el kaos y vaya si lo consiguieron.

 

 

Jueves Santo de 2018, una máquina se volvió loca y algunos ganaron en unos minutos el beneficio de varios años

Hasta ahora sólo te he contado penas, así que voy a terminar el post dejándote buen sabor de boca con lo que puede suceder festivo. Es cierto que he vivido grandes batacazos, pero también es cierto que el día que más dinero he visto ganar en apenas media hora fue en un festivo.

Ocurrió por un arbitraje. Ya sabes lo que es: una anomalía del mercado en la que compras en un sitio, vendes en otro, y tienes Profit instantáneo. Los arbitrajes suelen durar

De aquellas todavía era novato en la empresa y no me dejaban tradear los mismos productos que los Senior. Estaba en el periodo de prueba, como el canterano al que no dejan jugar con los mayores y le tienen apartado haciendo ronditos. No saqué ni un duro, pero vi cómo otros se forraban.

 

Era jueves Santo por la mañana y el viernes los mercados cerraban. Estábamos pensando más en lo que haríamos en Semana Santa que en lo que había delante de las pantallas, cuando a media mañana las alertas comenzaron a sonar por los altavoces a toda máquina. En ese momento no sabía lo que estaba ocurriendo, sólo vi cómo los senior se pusieron a gritar súper excitados, clickando el ratón a una velocidad de vértigo.

Luego entendí lo que pasaba: alguien estaba soltando contratos de Gasoil en un vencimiento muy alejado, a tres años vista. Estaba disparando fuera del mercado, en una ladder en la que no había precios de referencia. No tenía ningún sentido, estaban regalando el dinero.

En cuanto uno se dio cuenta y dio la voz de alarma, allí aparecieron los traders de OSTC a dar contrapartida. ¿Que un árabe (o quien fuera) necesita  cerrar una posición palmando una millonada? Pues nos metemos a llenar el saco.

 

La primera ronda de disparos duró unos cinco minutos, al terminar estaban eufóricos porque algunas cuentas marcando hasta 5 ceros. Ya era un inicio de vacaciones impresionante, pero todavía podía mejorar. La fiesta no había terminado.

Después de unos instantes de pausa llegó una segunda oleada que era más de lo mismo. Alguien estaba soltando contratos a precios absurdos y los Senior supieron coger el regalo que les estaban dando. En total debieron de ser unos 15 minutos, pero vaya cuarto de hora más brutal, no daba crédito.

No pude aprovecharlo, pero fue la primera gran lección que aprendí en la empresa: si estás ante una oportunidad clarísima tienes que entrar con todo sin dudarlo. Puedes solucionarte los próximos 10 años estando avispado, porque no va a regresar jamás. Si pestañeas te lo puedes perder.

 

La regla de No Operar en los festivos

Haciendo recuento de las cuatro historias, 3 de ellas me dieron disgustos y sólo en una saqué algo positivo. Da para pensar si sale a cuenta darle a la tecla en estas jornadas especiales, ¿no?

Mira, para tener éxito en el trading hay que marcar unas normas claras, porque sino es imposible. Están las básicas como los motivos de compra, dónde va colocado el Stop o cuánto volumen llevar. Hay otras, como la de tradear los festivos, que las vas a hacer a tu manera.

Cada maestrillo

 

Te voy a contar el caso de un antiguo compañero, Sophiane, porque creo que te va ayudar a decidirte. El tío se tomaba los festivos al pie de la letra, no trabajaba ninguno. No esperabas verle en la oficina.

Tenía muchos años de experiencia y sabía que podía pegar un petardazo, pero también sabía que se podía llevar un disgusto gordo. Y lo que es peor, perder dinero habiendo robado tiempo a tu familia. No le compensaba.

Lo que me encantaba de Sophiane es que era súper estricto. Antes de alguna fiesta importante cerraba todo y empezaba de cero al regresar. Así es como se consiguen las cosas.

 

¿Y cómo operas en la Academia los festivos?

Hay una trampa en todo lo que te he contado en este artículo: son batallitas de cuando hacía intradía. Aquella época de locura la dejé atrás y nunca regresaré por un motivo: me va infinitamente mejor mirando gráficos de largo plazo, como el de 4 horas o el Semanal.

Esa es la filosofía que sigo en la academia, y precisamente por ello los festivos no tienen tanta importancia. Son sesiones con mucho ruido de corto plazo, pero en el largo plazo apenas tienen efecto.

Por eso si quieres escapar del estress que supone estar enganchado a lo que sucede al minuto, te puedo ayudar con mi curso de trading. Repetirás una y otra vez los hábitos que llevan los buenos traders, los que consiguen que su operativa sea sostenible. Visita este enlace para más información:

9 meses de programa formativo con la estrategia de Reversión a la Media, tutorías uno a uno y operativa en directo

 

Antes de terminar me gustaría saber cómo operas en las fiestas, anímate con un comentario:

¿Te han dado algún sopapo en una festividad?

¿Te tomas los festivos de descanso, como el compañero del que te he hablado?

¿O echas un vistazo a ver si aparece alguna oportunidad?

 

Un fuerte abrazo, y buen trading a partir de ahora en los festivos 😉

Enrique Mazón

¿Pierdes el control de tu operativa?

Llévate GRATIS el Cuadro de Riesgo y la hoja de Análisis de Resultados