Todo lo que Djokovic quería era amor verdadero.

Lo buscó en la primavera de París. En las sillas verdes del jardín de Luxemburgo, leyendo una novela de Beigbeder. Ya de noche, paseando por el Barrio Latino, con una chica ligeramente inestable, aficionada a las películas de Tati.

Lo buscó en el lujo londinense, en un materialismo que nunca despertó un amor sincero. En el mejor de los casos, nadie se fija en ti. En el peor, atrae a la persona incorrecta.

Y lo buscó en el verano austral, en el extraño país de la gente hermosa y obediente. ¿Cómo podían ser felices si todo era perfecto?

En el motel de carretera y en el palacio de hielo, Nole buscaría el amor desesperadamente. Y regresaría perdido a casa. Porque, después de tantos fracasos, uno olvida la forma y tan solo persigue un recuerdo.

Decidió entonces concentrarse en su trabajo. ¿Quizá le querrían cuando fuera el mejor de siempre? Ganó todo lo que podía ganar pero siguieron sin quererle.

Federer recibía el cariño y no entendía por qué no podía él también tenerlo. Sufría con cada “¡Vamos Rafa!”, aunque él se escondiera detrás de su máscara de hierro.

Abrumado, se uniría a una comuna hippy. Un año repartiendo abrazos, hasta que por fin volvió a romper raquetas. El espíritu del guerrero y la rebelión de los corderos.

Le atacaron quienes todo lo piensan ideológicamente, por unas declaraciones sacadas de contexto, pero el problema no era la masculinidad tóxica, el problema era que ya no sabía dónde buscar el amor verdadero. Se percibía la ansiedad, el alma inquieta. Lo quería demasiado. Anhelaba ese amor más que la victoria.

Y el amor nunca es intencional, funciona siempre por accidente. Cuando vives una vida sencilla. Honesta con tus preferencias. Cuando abres tu corazón. Mostrando la debilidad. Cuando eres tú mismo. Entonces la gente te quiere.

Tenía que ser en Nueva York, la ciudad antipática, allí donde concluyera la travesía del héroe. Cupido sigue códigos secretos. El día menos pensado un desconocido te ofrece su amor incondicional, queriéndote por todo lo que fuiste, queriéndote por todo lo que eres. Y si interiorizaste el rol de villano, no entenderás lo que está ocurriendo.

Nole sintió ese amor en la ovación del último juego. Y se derrumbó, claro, porque llevaba toda una vida buscando eso. Y lloró como un niño. Y lloró Nueva York. Y lloró el pueblo serbio.

Y a nadie le importaba ya si serían 20 o 37 Grand Slams, porque el éxito es un engaño y solo la derrota muestra el rostro verdadero. Lo único real es el amor de la gente y solo él sabía lo mucho que había sufrido esperando ese momento. Lo había ganado todo en busca de ese amor y lo encontraba ahora, en la derrota más dura de su carrera.

Esta es la lógica de la vida.

No intentes comprenderla.

Gracias Joan Tobau, por este precioso texto.


 

Cuando empecé a estudiar Administración de Empresas en la Universidad de Cantabria pensé que en la facultad se juntarían los visionarios que pretendían crear las empresas del futuro, o que repartirían The Economist a los alumnos para leerlo por los pasillos, o que de vez en cuando vendría a dar clase algún directivo de una multinacional. Se suponía que estaba entrando al lugar donde se impartía la élite del conocimiento, donde sólo había sitio para unos pocos elegidos. Bueno, pues lo que me imaginaba no tenía nada que ver con la realidad.

Lo que allí encontré fue un lobby de burócratas cuya máxima preocupación era salvar su puesto de trabajo, justificándose frente a sus superiores con métricas absurdas por el miedo al «qué dirán». Lo de querer aportar un valor real a la sociedad se lo vi a 2 profesores que eran muy buenos y de verdad tenían ganas de contribuir. El resto eran unos pobres desgraciados.

Además, los pocos que tiraban del carro tenían un mérito de la leche. Porque nadaban a contracorriente, como si sus propios compañeros no les dejaran avanzar. Preferían que fueran todos igual de mediocres, porque si uno destaca, el resto quedan retratados.

 

Esta opinión quizás te parezca un poco radical, pero es que jamás olvidaré una charla que viví en la clausura del curso académico. Estábamos en el salón de actos, y la decana hizo acto de presencia. Entonces llegó el delirio.

Comenzó a hablar del porcentaje de aprobados, enalteciéndolo frente al de otras facultades y al de otras universidades. En ningún momento habló de algún método nuevo de estudio centrado en la práctica, de cómo estaban desarrollando tecnología para aplicarla en las aulas, ni de convenios con empresas extranjeras para empezar a trabajar cuanto antes… No, no, a ella sólo le interesaba vocear lo mucho que se aprobaba en la Universidad de Cantabria, era importante hacer notar que cada vez salían más graduados en la región.

Imagínate lo que significa ese discurso triunfalista en las manos de un profesor: es una presión brutal, porque le estás obligando a regalar las notas a cualquiera que se deje caer por clase. Sabiendo que los de arriba sólo se están fijando en cuántos aprueban tu materia, y que luego te darán la enhorabuena por el éxito como docente, o te mirarán con mala cara si hubo demasiados suspensos; no hace falta ser muy listo para saber cómo actuará. Cuando es justo lo contrario: un buen maestro, de los que exige, suspenderá sin ningún remordimiento a los alumnos que no se esfuercen.

 

Bien, empiezo hablando sobre esta decepción que me llevé en mi época estudiantil porque algunas decisiones te van a marcar para toda la vida, como pasar por la Universidad o no pasar por ahí (y cómo aprovechas tu estancia, a pesar de los factores en contra que te acabo de relatar). Al igual que elegir a la persona con la que te vas a casar determinará tu futuro en una u otra dirección. Más te vale ponerle el anillo a la persona adecuada, porque te acompañará un montón de años en tu camino.

Y no, tranquilo que no voy a empezar a darte Red Flags para que dejes a tu pareja, como todos esos perfiles de Twitter que te animan constantemente a buscarle las pegas en lugar de destacar las virtudes. Y así están los autores y autoras: pasados los 50, más solos que la una, enganchados a los opiáceos, y montando funerales cuando se les muere el gato. ¿No será mejor lo que se ha hecho toda la vida? Ceder en ciertos aspectos, querer a tu acompañante tal y como es (y no como te dicen que debería ser) y respetar su dignidad, que también será respetar la tuya propia.

De lo que te quiero hablar es sobre lo mucho que influirá en tu vida comprarte una casa bien, o comprártela mal. La diferencia entre hacerlo en la parte alta o en la parte baja del ciclo supondrá varios miles de euros. Una deuda de la que te librarás – o acarrearás a las espaldas –  durante muchísimos años.

 

Es el gran error con el que siempre cargaron mis tíos, cuando se compraron un piso en las afueras de Madrid en el año 2009, con el precio de la vivienda marcando máximos poco antes de que reventase la burbuja inmobiliaria. Esa casa de lo más normalita (unos 70 metros cuadrados con 3 habitaciones) comenzó siendo una gran ilusión para ellos. Pronto se iba a convertir en su peor pesadilla.

Se hipotecaron a 35 años por más de 500.000€ en lo que parecía ser la inversión más segura del mundo, hasta en el bar más perdido escuchabas lo mucho que subía el ladrillo y la cantidad de dinero que había ganado el vecino revendiendo una casa a los 3 meses de haberla comprado. Con lo que no contaban mis tíos es que pocos meses después de aquella fatídica firma la burbuja estalló. Esos mismos pisos pasaron a venderse por menos 300.000€ – 200.000€ de diferencia, una barbaridad – y aun así nadie los quería.

A Cristiano Ronaldo esto igual no le afectaría, pero para una familia media es un descuadre que te castiga prácticamente hasta la muerte. A ellos les supuso renunciar a las vacaciones, no poder cambiar de coche o escatimar en la educación de sus hijos. Fue el merecido castigo por no entender – o no querer estudiar – el comportamiento del mercado.

 

Los fundamentos del mercado siempre serán los mismos independientemente de la época, de las personas, o el activo (financiero o no, como las casas).

Este concepto, aunque sea de Perogrullo, merece la pena destacarlo. Ya profundicé sobre él en aquel artículo sobre las teorías que enunció Henry Dow. En su obra verás unas ideas tan sólidas que podrás aplicarlas en cualquiera aspecto de tu vida – como ir a comprar el pan -, simplemente echando un vistazo a tu alrededor.

Como acabas de ver con la casa que se compraron mis tíos a un precio desorbitado, saber bien cómo funcionan los mercados será la diferencia entre estar el resto de tu vida fastidiado, o ir sobrado de opciones. También te dará tranquilidad cuando estés recibiendo golpes de la vida por todos los lados, comprenderás que solamente es un sufrimiento temporal, y que después de varios días grises saldrá el sol. Y lo mejor es que si sabes distinguir las emociones que nos empujan a tomar decisiones, pasarás a ver este negocio, el del trading, desde el lado ganador, como lo hacen quienes se llenan la cartera de billetes verdes cuando ponen su dinero en juego.

Donde unos estarán empujados por la euforia y pondrán en peligro sus ahorros buscando subidas, tú serás cauteloso y preferirás no comprar arriba del todo. Y donde otros estén atemorizados por el pánico y venderán a precio de risa, tú verás una gran oportunidad de ganar dinero. Así será una y otra vez, porque el ciclo del mercado es una historia que siempre se repite.

 

Fase 1 del ciclo. Acumulación cuando nadie cree en las subidas. El Big Bang donde nace todo

Como su propio nombre indica, los operadores están llenándose los bolsillos de papelitos. Han detectado una oportunidad y acuden sigilosamente, sin montar escándalo (como siempre sucede con las cosas buenas). Ya te anticipo que, quien gana dinero en bolsa de verdad, no se dedica a postearlo en Instagram.

Es una fase aburrida, porque da la sensación de que los precios no avanzarán nunca. Pueden pasar meses o incluso años (como sucedió con Tesla o el Bitcoin), antes de que que se animen a arrancar la moto. Mientras tanto, los inversores permanecen fuera del radar del gran público – no salen en las noticias, ni en redes sociales, ni en ningún sitio -, hasta que el precio inevitablemente tome la dirección esperada.

El resto – la masa – está a verlas venir, y seguramente se rían de ti si les comentas tus intenciones de comprar aquí o allá. Les parecerá demasiado arriesgado.

Encontraremos acumulación en estas dos situaciones:

 

  • Cuando un activo de calidad todavía no es conocido

Sucede con pequeñas o medianas acciones que acaban de salir a cotización (no suelen ser los típicos lanzamientos estrella como Bankia).

Los profesionales se han dado cuenta de que el precio está muy por debajo de su valor real, así que se van posicionando.

Están entrando en una casa por la noche a hurtadillas y no les interesa que nadie les descubra.

Según la teoría de Valor, la acumulación se da en la fase «Underpriced». El valor real del activo (valor intrínseco) está muy por encima de su cotización actual. Es una anomalía que se corrige tarde o temprano

 

  • Después de un pánico bursátil

Si el telediario abre comentando lo mal que está la economía, o si salen familias desalojadas de su casa porque no la pueden pagar, o si la palabra «crisis» es la que más se escucha en la barra del bar… el final de lo peor está cerca. Así terminan las tendencias bajistas: con los precios cayendo a toda velocidad por culpa de la opinión pública. La mayoría no cree que sea posible lo que está sucediendo, se echan las manos a la cabeza y se tiran de los pelos.

Aguanta y aguantan hasta que ya no pueden más, vendiendo despavoridos en el peor momento. Entonces respiran aliviados porque se han quitado un peso de encima. Adivina quién está comprando lo que nadie quiere tener… exacto, los profesionales, quienes están ahí para ganar.

En este punto nadie quiere ni escuchar hablar de la bolsa. Dirán que «hay muchas preguntas y pocas respuestas», que «está todo muy peligroso» o que «más adelante hablamos, cuando las cosas se tranquilicen». Y mientras tanto el precio está en ese rango lateral de acumulación, con la mano fuerte que ha salido al rescate, sujetándolo con firmeza.

 

 

tesla acumulación

Los inversores profesionales estuvieron acumulando papelitos en Tesla durante 6 años. Después, en solamente 2 años… ¡¡¡se multiplicó x20!!! Quien tuvo paciencia al final recogió los frutos de la espera.

 

En la acumulación el precio se queda en un estado de letargo. Parece un oso pardo hibernando en la cueva, recuperando energías hasta que le llegue el momento de salir al exterior. Todavía no tiene la suficiente fuerza como para subir, pero los peces gordos tampoco permiten tirarlo abajo.

La Acumulación termina al romper el rango lateral, dando paso a una fase alcista. El producto ya no admite más compras, la oferta colapsa y la demanda empuja los precios para arriba. El jefe de estación ha gritado por última vez «¡Pasajeros al tren!»

Cuanto más tiempo haya estado un activo lateralizando, más fuerte será la tendencia posterior. El cohete estaba colocado. Sólo había que prender la mecha.

 

Fase 2 del mercado: La calmada tendencia alcista que da varias oportunidades para unirte

Charles Dow la llamó «Participación Pública». Me encanta ese concepto porque hay que ser muy torpe para no sacar tajada de una tendencia alcista. Unos preferirán entrar antes tomando más riesgos y los conservadores aguantarán un pelín más, como sucede con los pescadores después de una  tormenta.

Los primeros atuneros que salen a faenar todavía están en peligro porque la fuerte marejada puede aparecer de nuevo en cualquier momento. Eso sí, si les sale bien la jugada encontrarán ejemplares más grandes. En el regreso a la lonja tendrán su recompensa porque los venderán más caros.

Los rezagados que entren más tarde tendrán la mar en calma, pero no habrán tenido el día completo para trabajar. Y los peces que atrapen serán más pequeños. No se llevarán tanta parte del pastel, pero al menos tendrán para comer.

 

Lo mismo sucede con el inicio de las tendencias alcistas: quienes ven rápido el cambio y compran abajo, a buen precio, serán quienes más ganen.

Pero también se equivocarán más porque, en ocasiones, se estarán anticipando. Y el cambio de tendencia no será definitivo.

Quienes esperan y prefieren ir sobre seguro ganarán menos, pero estarán pisando sobre tierra firme y no sobre arenas movedizas.

Una tendencia alcista la podría diferenciar un niño de 7 años porque los máximos y los mínimos son crecientes

 

Fase 3 del mercado. Euforia: el fin de la fiesta ha llegado y toca pagar la cuenta

La mano fuerte tiene preparado un engaño cuando las tendencias alcistas están a punto de terminar. Pegan un último acelerón y el precio despega hacia el cielo sin ninguna lógica. No es más que la puntilla final, el remate previo a la caída.

Lo hacen así para confundirte y que los Stops salten en el peor punto posible. Te hacen creer que las subidas van a prolongarse, que la velocidad va a continuar in-crecendo y que el techo todavía está muy lejos. Y resulta que todo es una farsa, una filfa, un artificio… pura fantasía.

La euforia es relativamente sencilla de detectar. Seguro que alguna vez un amiguete te ha hablado de la gran oportunidad que ha visto en ***Rellenar***, los influencers repetían como loros que se iban a forrar gracias a sus participaciones en ***Rellenar***, o incluso hasta en las noticias dedicaban una sección a las impactantes subidas de ***Rellenar***. Que no te la cuelen: esas frases son el mejor indicador para saber que toca coger el beneficio y salir por piernas de ahí.

Euforia desatada después de una tendencia alcista. Fíjate la velocidad que coge al final. Y sobre todo, fíjate en lo que ocurrió después, cómo el mercado se desplomó

 

Fase 4 del mercado. Distribución: la patata caliente está a punto de explotar. Cámbiala de manos para no perder en el juego de la bolsa

Es similar al proceso de acumulación, sólo que se da en la parte alta del ciclo. Los profesionales están aprovechando el pico para repartir todo el papelón que ya no les hace falta tener. Se quieren quitar de encima con jugosos beneficios lo que han ido comprando al principio y a lo largo de la tendencia alcista.

Cogen el dinero calentito, llenan el bolsillo y se olvidan. Le han pasado la patata caliente a quienes creen que la tendencia alcista acaba de empezar (pobres ilusos). Los buenos están pensando en las nuevas oportunidades que aparecerán más adelante, en otros activos.

Aquí entran los corderitos que van al matadero. Como el vecino ganó tanto dinero se creen que ellos también lo ganarán. «No te preocupes, que las casas llevan subiendo los últimos 30 años, nada puede salir mal».

 

Han habido distribuciones épicas a lo largo de la historia, con miles de inversores atrapados a unos precios terribles. Recuerdo el caso Terra, que hizo un Doble Techo como una catedral en el año 2000 sobre los 140€ por acción. Poco después, en 2003, ¡valía 3€!

Los accionistas que habían perdido todo llegaron a crear una Plataforma de Afectados pidiendo la devolución de su dinero (me parece una actitud muy cobarde esconder tu responsabilidad por un error tuyo, en lugar de asumirlo y construir sobre esa derrota tu siguiente victoria).

 

La épica distribución que se dio tras la salida a bolsa de BANKIA. Pobres clientes que hicieron caso al director de la sucursal – el de toda la vida – animándoles a comprar acciones de este «títtulo tan sólido». Fueron a por el dinero de los abueletes sin ningún tipo de escrúpulo.

Salió a 120€ y en menos de un año ya estaba en 20€ (-85%). Un año después de su estreno reportaron pérdidas de 3.000 millones (¿nadie podía saberlo?) Fue una canallada porque ocultaron que estaba quebrada, como se demostró en el juicio posterior. 

Después vino papá Estado a rescatarla con el dinero de todos, nada más ni nada menos que 22.000 millones. En lugar de ir destinados a carreteras, sanidad o educación, fueron a pagar la fiesta de los banqueros. Mira que estaba difícil colarse en el top de escándalos financieros de España, pero se metieron en el pódium por derecho propio.

 

Fase 5 del mercado. Tendencia Bajista, el inicio del desastre

Los compradores poderosos se han retirado y allí ya nadie confía en futuras subidas. Sólo quedan quienes entraron a última hora. Quienes van tarde, como siempre.

Los soportes ya no aguantan más y el precio perfora el rango lateral de distribución. La demanda se retira y los osos pasan a dominar la situación. Sólo hay un camino posible en el futuro más cercano.

Como la caída es paulatina, sin hacer muchos aspavientos, algunos compradores todavía esperan que el precio se recupere. Este movimiento lo hacen aposta: quieren generarte una falsa ilusión para que todavía no cierres las posiciones. Tus anhelos desaparecerán en la última fase.

En una tendencia bajista, como ésta que marcó el Dow Jones, el precio marca máximos y mínimos decrecientes

 

Fase 6. El pánico que pone a todos en su sitio. Y la rueda volverá a girar de nuevo

Si ves un abrigo en el Zara que te gusta, lo normal es que te esperes a las rebajas para comprarlo, ¿no? Será mucho mejor gastar 80 que 150€. Incluso hasta sentirás que estás «ganando» dinero con los 70 euretes que te has ahorrado.

Bien, pues en bolsa sucede justo lo contrario. Cuando llega el pánico – las rebajas – la masa se achanta, se deja asustar y se retiran del mercado. ¡Y eso que es el mismo activo que antes, pero a un precio mucho más bajo!

Ya lo dijeron Khaneman y Thaler – dos psicólogos que ganaron el premio Nobel de Economía – que estamos diseñados para autosabotearnos cuando tenemos dinero en juego. Y lo demostraron con evidencias, como el abuelete que no abandonará su casa ni por un millón de euros (aunque la propiedad apenas valga 100.000€). Estas trampas psicológicas nos hacen desconfiar en los momentos de oportunidad, nos da mucha más confianza comprar arriba que comprar abajo.

 

En la fase de pánico los precios caen en picado, sin que ningún nivel sea capaz de sostenerlos. Los profesionales se han retirado totalmente y las órdenes de venta se acumulan una detrás de otra, sin orden alguno. Nadie quiere estar ahí y están dispuestos a deshacerse de las posiciones a cualquier precio con tal de quitarse el agobio de encima.

En estos momentos apocalípticos la volatilidad es exageradamente alta. El recorrido normal de un activo puede multiplicarse por más de 10. Si el DAX30 en una sesión se mueve en un rango de 70 u 80 puntos, en situaciones de pavor podría estar por encima de 800 puntos.

Se habla del fin de una era, de arrasar con las instituciones, de la nueva sociedad que está por venir… es como si se abriera el suelo ante tus ojos y empezasen a salir dragones escupiendo fuego para arrasar con el mundo conocido. Y luego resulta que nunca es para tanto. Y si alguna vez de verdad es el fin del mundo, lo que menos te importará será comprar el Euro-Dólar o el Petróleo.

 

En el pánico huyen asustados quienes todavía mantenían compras. No entienden lo que está sucediendo, están cansados de aguantar tanto tiempo una posición perdedora y venden muy cerca del suelo. Pierden sus ahorros por no tener la cabeza fría cuando hay que tenerla.

Las situaciones de pánico son el germen de futuros ciclos alcistas. De hecho, cuanto mayor sea el miedo generado, más fuerte será la subida posterior. Hay ejemplos de sobra, seguramente recordarás alguno como la crisis inmobiliaria y financiera de 2008-2009 (necesitamos un nuevo sistema económico y bancario mundial), la noche aciaga del Brexit (parecía que Europa se desintegraba, ¡necesitaremos un nuevo pasaporte!) o la crisis del COVID (¿moriremos todos?).

Puedes coger una bolsa cualquiera – el Ibex, el Dax o el Dow Jones – y repasar el movimiento de los precios en alguna de estas fechas clave. Verás que los pánicos extremos al final no fueron para tanto. Siempre vino después una violenta recuperación.

Un ciclo del mercado completo con sus 5 fases: acumulación, tendencia alcista, distribución, tendencia bajista y pánico. Y vuelta a empezar

 

Vale, me ha encantado saber cómo funciona el mercado. Pero, ¿cómo puedo aplicar este conocimiento para ganar dinero en el trading?

Mira, si piensas que un sistema de trading se construye al azar, o solamente mirando numeritos, estás muy equivocado. Yo le puedo dar a dos personas la misma estrategia, y le puedo decir claramente cuáles son los parámetros de entrada y salida. Si les dejo un mes, los resultados de uno no tendrán nada que ver con los que tenga otro, y eso que ambos habrán seguido el mismo sistema.

El motivo de que existan grandes diferencias entre dos operadores es que, quien gana, entiende cómo funciona el mercado de verdad, y por eso sabe cuándo aplicar la estrategia. Y el que pierde la implementa sin comprender qué hay detrás. Como si buscara una solución mágica a sus problemas.

Este artículo que acabas de leer es de vital importancia para tu trading. Y si algún concepto sobre cómo funciona el ciclo del mercado no te ha quedado claro, no dudes en revisarlo de nuevo. Porque estás asentando los cimientos de lo que serán tus futuros beneficios.

 

Bien, respondiendo a la pregunta del millón: ¿cómo puedo ganar dinero en bolsa? Pues entendiendo un sistema desde el principio hasta el final. Sin dejar ningún cabo suelto.

Por eso en el curso de trading de esta academia están explicados los motivos de las entradas y también los motivos de las salidas. No consiste en que hagas un acto de fe, no. Encontrarás los patrones de actuación exactos dependiendo de la fase del mercado en que se encuentre el precio, porque así es muy probable que ganes dinero.

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Y recuerda que la rueda siempre gira de la misma forma. Así que quita la lupa y fíjate en qué fase del mercado se encuentra la cotización en este preciso instante. Que nadie lo va a hacer por ti 😉

El consejo de trading, por Enrique Mazón

 

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Comentarios:

Un comentario en “Las 6 fases del CICLO del MERCADO que te ayudarán a distinguir entre una compra mediocre o una grandísima compra. Saber leer las fases del mercado marca la diferencia entre el trader normalito, y el que gana dinero de verdad


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